Vicenç Ferrer Bataller emigró a Santiago de Cuba en 1856, con sólo 17 años, y vivió trabajando en la industria del tabaco, comercio de harinas, y varias tiendas y sociedades. Cuando Ferrer volvió de Cuba (1887), rehizo la casa familiar y añadió la galería posterior, y pinturas murales en las habitaciones. En la reja de la calle se leen sus iniciales V.F.B.).