Los indianos no crearon las habaneras ni tampoco fueron los principales responsables de que estas melodías llegaran a Catalunya, aunque también las cantaban. Cuando las habaneras llegaron a Catalunya no eran conocidas así sino que recibían el nombre de americanas. Se difundieron a través de dos vías: la zarzuela y los pliegos de caña y cordel.
Los pliegos de caña y cordel eran unos impresos donde se contaban hechos, se narraban historias fantásticas y se recogían las canciones de moda. Se llamaban así porque en origen formaban un pliego, es decir, un folio plegado, que se colgaba de una cuerda o cordel en las plazas o lugares públicos de los pueblos. Eran bastante baratos y las clases más humildes también los podían comprar. Los vendedores de los pliegos eran ciegos que, para que la gente comprara sus hojas, contaban en voz alta las historias o cantaban las canciones que contenían.
La zarzuela era un espectáculo muy popular en el siglo XIX en toda España, como hoy lo pueden ser, por ejemplo, la televisión o el fútbol. En las zarzuelas los actores cantaban canciones y interpretaban un papel a la vez. Dicho de otro modo, era como una mezcla de teatro y de ópera. Entre las piezas que cantaban los artistas había habaneras, que el público escuchaba y luego cantaba en casa y en los cafés. En la zarzuela, sólo tenía acceso la gente con más recursos, que podía pagar las entradas a los teatros.